Escucha.

Yo soy de Suecia, aunque no lo parezca, y en Suecia, además de renos, muebles de IKEA y políticos insobornables, hay una ley.

Una ley bastante peculiar.

Esta ley, impuesta por las SGAE de Suecia, les permite cobrar 220 € al año de cualquier persona que tenga una televisión en su casa.

A esta gentuza de las SGAE…

…les repamfinfla si la tele solo la usas para ver pelis piratas desde un usb.

…les importa un bledo si te llamas Al-Bajad Mamad, no hablas ni una palabra de sueco, y la usas para ver las noticias del Estado Islámico.

…incluso se las suda si la única función que le das es decorativa.

Si tienes una tele en casa,
te toca PAGAR.

Ahora…

…ni a los suecos que pagan un ojo de la cara en impuestos y tasas, les gusta soltar los 220 € esos.

Prefieren pagarse un viaje a Mallorca.

Todo el mundo que conozco, en un momento u otro, ha intentado escaquearse de las SGAE.

Todos.

Es por eso que los cabrones de las SGAE son tan pilas.

Presta atención.

Linda, una amiga sueca mía, que tiene la suerte de llamarse Linda, y también serlo, me contó lo que le pasó una noche en Noviembre cuando estaba solita en su casa.

Linda, como la mitad de los suecas, estaba sentada su sofá del Ikea, mirando la final del Gran Hermano sueco.

De repente recibe una llamada al fijo justo en el momento clímax del programa.

Los telefónos en Suecia hacen…

RING
RING
RING

Linda ignora el teléfono.

Lo único que le importa es saber si echaron a Henrik Larsson o Henrik Svenson de la casa.

Pero, el que llama es persistente, y al final Linda se levanta, coge el teléfono y oye una voz.

– Holaaa, ¿qué tal? Mira, siento por llamarte a esta hora, no estabas mirando la tele, ¿verdad?

Linda, que tiene cero ganas de decir que no quiere cambiarse a jaztel, o donar dinero a los osos polares de Patagonia, aprovecha la pregunta como excusa para colgar, sin ser borde.

– Siii, justo estaba mirando las… noticias.

El hombre le dice…

– No pasa nada, siento molestarle, volveré a llamar en otro momento, solo una cosa, ¿es usted Linda Larson, no?

Linda, que ya está feliz de haberse deshecho del adefesio del comercial, responde que ella efectivamente es Linda.

PAM.
BLAM.
SLAM.

Linda pierde.
Las SGAE gana.

Otros 220 € recaudados.

El que le llamó era un hombre que engañaba a las suecas y trabajaba para las SGAE.

Era un hombre que acaba de cerrar una venta solo porque sabía que habría muchas suecas distraídas mirando la final del Gran Hermano esa noche.

Era un hombre que entendía cómo aplicar un principio fundamental de la venta a su mercado.

¿Cuál es?

Pues igual te has dado cuenta o igual no.

Escucha.

Es simple.

Si te metes en la conversación que YA ocurre en la cabeza de la persona que quieres convertir, si te metes en SU mundo, es difícil que te echen y es fácil que te dejen hablar.

Y con el e-mail pasa lo mismo.

Mucho antes de venir a Barcelona, viví en un pueblo pequeño sueco llamado Älmhult que es donde se fundó Ikea.

En la escuela, el padre de mi mejor amigo era el secundo hombre más poderoso de Ikea después del fundador.

Un día en casa de mi amigo, su padre nos contó el secreto de negociación de Ikea que es 100 % aplicable a enviar emails cada día SIN agobiar.

¿Cuál es?

Pues… 30 días – 60 emails.

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