Vamos a hablar de seguidores.

Un hombre que tuvo muchos seguidores ardientes era Malcolm X.

Cuando era niño, el Klu Klux Klan mató a su padre y quemó la casa.

De adolescente vendía drogas, robaba y llevaba putas.

Acabó en la cárcel y ahí se hizo integrista de la Nación del Islam.

La Nación le ayudó a salir de la cárcel y, una vez libre, le dieron trabajo.

Una cosa importante.

La Nación del Islam es una organización radical.

Propagan esto…

… los blancos y los judíos son “diablos de ojos azules”.

… los negros son superiores a los blancos.

… los judíos tienen la culpa de la esclavitud de los negros.

… el fin de la raza blanca se está acercando.

… la raza negra es la raza original del mundo.

Poco a poco, Malcolm X, con su carisma y don de gentes, sube en la organización.

En el auge de su poder es capaz de montar una manifestación de 3.000 personas, y luego dispersarla, levantando solo un dedo.

Y para colmo, el meñique.

La policía y el gobierno lo temen.

Es un negro peligroso.

Bueno…

Un día, como buen musulmán, decide el peregrinaje a La Meca conocido como “el Haij”.

Al llegar, se da un par de vistazos y ve que en La Meca ve que hay musulmanes que son….

…turcos albaneses y bosnios,

…chinos, malasios y pakis.

…moros, iraquíes y sirios.

…nigerianos, etíopes y somalíes.

Es decir, hay un poco de todo.

Hay blancos, negros y amarillos.

¿Y?

Pues, ese peregrinaje, con diferencia a los viajes de los millennials a Tailandia o a la China, lo cambia profundamente.

Lo cambia muchísimo y, Malcolm X se da cuenta de que le han lavado el cerebro.

Se da cuenta de que no se puede ser racista cuando hay blancos, negros y amarillos que son musulmanes.

Se da cuenta de que ser musulmán no es una raza.

Pues nada.

Vamos 70 años hacia adelante.

Hoy, una gran parte de la población es subnormal.

Muy subnormal.

El otro día un uzbeko que llevaba dos años en Suecia e iba a ser deportado a su país, siguió las instrucciones del estado islámico y atropelló a cuatro personas en pleno Estocolmo con un camión.

Cuatro víctimas.

¿Y?

Cuando pasa esto, siempre hay gente que en vez de criticar a los islamistas, los defienden.

Se ponen de su lado.

Siempre hay un listo, un iluminado que tiene que decir… “fue un radical”.

“Fue un pobre radical”.

Hemos llegado a un nivel de subnormalidad tan grande, que hasta que hay grupos de israelitas homosexuales, mariconazos perdidos, que se manifiestan a favor de Palestina.

En serio.

No me lo estoy inventando.

Esta gente sufre del “Síndrome de Estocolmo” moderno.

Es peor que el antiguo porque no afecta solo a suecas pueblerinas.

Son gente que ha perdido el norte por completo.

¿Por qué lo cuento?

Pues muy fácil.

Tanto los jihadistas como la gente que los defiende cuentan con un montón de seguidores.

Tienen más que una lista.

Tienen más que un público.

Tienen una… audiencia.

Ahora… ¿la manera más eficiente, divertida y económica para crear una audiencia?

Pues…

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